- México continuará con el modelo caduco del Neoliberalismo Social
- Destructor de la economía mexicana, un sistema depredador de la desigualdad social y factor que debilita a las instituciones políticas
Por: Rey Néquiz Villalba
Los efectos de la fórmula económica del
Neoliberalismo impuesto por el FMI, el BM y el BIP en México, ha provocado la
devastación de nuestra economía y recursos materiales, mismo modelo que
impondrá como gobierno Enrique Peña Nieto.
Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari |
Hace 27 años de haberse implantado el
sistema del neoliberalismo en México, sus efectos son depredadores de
desigualdad social, política económica que destruye al país, a sus fuerzas
productivas y que lleva a la población a los niveles de vida más bajos que
implican miseria, desnutrición, insalubridad, ignorancia, analfabetismo,
marginación, violencia, corrupción gubernamental, levantamientos armados (EZLN
y EPR) y de la dependencia del exterior.
Las características de este modelo tiene
sus orígenes en el Liberalismo en la Europa del siglo XVI como una denuncia en
contra de la desigualdad social y del absolutismo político. Esta ideología
abarca dos aspectos; la política y la
economía.
El liberalismo político se basa en la
representatividad, el individualismo, la separación de poderes, el pluralismo y
el valor de la libertad. Además, la organización política liberal estaba
encabezada por el parlamento (hoy la cámara de diputados).
Como una forma de organización política,
el liberalismo se estableció como un sistema de autoridad que protegiera la de
cada uno de los miembros de la sociedad. Asimismo planteaba la división de
poderes como la única manera efectiva de establecer un Estado de Derecho donde
no existan violaciones a las garantías individuales de tales miembros.
Miguel de la Madrid Hurtado |
En su ensayo sobre “Política”, Mónica
Guevara Aguilar asegura que los estados optaron por implementar el
liberalismo (político y económico) no por ser liberales sino por democráticos.
Desde entonces esa doctrina funcionó a
partir del siglo XIX, los cuales son considerados como estados modernos, por lo
que el liberalismo moderno a diferencia del liberalismo clásico, abraza a la
democracia en una característica propia.
En México el proyecto de los
dirigentes del gobierno priístas hasta
que entregaron el poder presidencial al PAN en el 2000, se basaron en ideas
para gobernar a las que denominaron liberalismo social. Este tiene como
objetivo la participación del Estado en el mercado para fomentar el bienestar
de los ciudadanos.
El Neoliberalismo surge como una visión de
la economía, la sociedad y el individuo que se oponía al estado interventor y
de bienestar. La nueva política planteaba la reducción de la participación
estatal para dejar en manos de las fuerzas de mercado la capacidad de
distribución de recursos.
En México, esta tendencia comenzó a tomar
impulso a partir del mandato presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado, con
visión retrograda pretendió implantar un modelo diferente al liberal con la
definición en nuestro país como NEOLIBERAL, se pretendió disminuir la
intervención estatal para lograr un mayor dinamismo en el mercado que
permitiera una eficiente distribución de la riqueza.
Sin embargo, la catedrática en la carrera
de Ciencia Política, Mónica Guevara
estima que el resultado de este modelo se encuentra: una inestabilidad
cambiaría e inflacionaria; devaluación de la moneda mexicana, altas tasas de
desempleo, instauración de planes de choque diseñado por el Fondo Monetario
Internacional (FMI), y democracia.
En su oportunidad en un seminario sobre
liberalismo, el ideólogo del PRD, Manuel Camacho Solís apunta que el modelo
anterior en nuestro país ya no es viable para crecer y para hacer posible una
estabilidad básica, de la cual depende la confianza de la economía, es decir
que se crearon las condiciones para su fracaso.
El neoliberalismo no creció porque se
haya globalizado la economía, sino porque fracasaron las políticas económicas
populistas que llevaron al debilitamiento del estado, porque se dio una
confluencia de ideas, alianzas y preferencias electorales que hizo posible
impulsar políticas conservadoras, pero que en su contenido y en su elaboración
han tenido diferencias significativas, precisa Camacho Solís.
Consecuencias
en México
La política económica del neoliberalismo
en nuestro país promueve la destrucción masiva y consciente de la pequeña y
mediana industria y de la agricultura nacional; la conducta indiscriminada al
desempleo de trabajadores, campesinos y
ahora también a los pequeños propietario, empresarios, burócratas y clase media
que antes tenía una mejor condición de
vivir y producir para el estado.
Ernesto Zedillo Ponce |
En México es sinónimo de vender la
petroquímica que son propiedad del “pueblo de mexicano”, solicitar préstamos de
miles de millones de dólares para entregárselos a los banqueros a través del
fraude del siglo denominado el fobaproa, vender las empresas del Estado a los
“amigos” del capitalismo y extraviar los cheques para no ingresarlos a la
Tesorería de la Federación, haber modificado la Constitución de la República
para despojar nuevamente a los campesinos de sus tierras con el fin de
entregarlas a los conglomerados económicos nacionales y extranjeros, sobre
todo, vender los bancos a aventureros y devolverles el dinero recibido más de
24 mil millones de dólares con cargo al erario nacional.
Asimismo, el neoliberalismo ha dejado que
consorcios privados construyeran supercarreteras y haber rescatado con dinero
público la quiebra de esas mismas empresas y bancos, para consolidar un negocio
redondo; de igual manera este sistema de gobierno caduco ha fomentado la
reducción de los presupuestos reales dedicados a la educación en todos sus
niveles y a los servicios públicos como salud y seguridad social.
De de igual manera, provoca una política
de elevación de impuestos generalizada y de los precios de los productos y
servicios que proporciona el Estado, particularmente las gasolinas, aceites y
otros combustibles, las tarifas de peaje, de transportes urbanos, tarifas del
metro y la supresión de abonos suficientes para quienes los necesitan.
También es considerado por analistas en
materia económica una política de elevación indiscriminada de tasas de interés
que eliminaron la posibilidad de realizar inversiones productivas, y el
neoliberalismo como combate a la inflación mediante la reducción de circulante
a límites de hace 30 años, con lo cual se ha declarado a la economía “seca y en
estado latente”.
Principio básico del neoliberalismo
“privilegiar las exportaciones de todo tipo al capital norteamericano”, para
eficacia se han creado las condiciones favorables que incluyen salarios bajos y
acciones de protección para exportar petróleo, minerales, alimentos, pesquería,
y materias primas, en ese rubro implica una reducción brutal en el consumo de
la población nacional.
José López Portillo |
Los comprometidos con el capital
norteamericano, el neoliberalismo sistema que se aplica a sangre y fuego en
México, el PRI y consecuentemente por aspirar al poder PRD y PAN (que entrega a
la derecha la presidencia de la República), “entran al juego” para el
debilitamiento de las instituciones políticas nacionales, incluso los partidos
políticos, específicamente al Revolucionario Institucional al que
sistemáticamente se le ha tratado de disminuir y desmembrar desde dentro del
Estado mismo.
No obstante, el neoliberalismo busca
debilitar cualquier resistencia social, política o ideológica que signifique la
defensa de los intereses del país. Por ello, se pretende amortiguar a
sindicatos, universidades y centros de educación superior, en todas las formas
imaginables.
El decrépito régimen “subcapitalista”
propone el debilitamiento del estado mexicano, al insinuar y lograr su
reducción, su achicamiento, hasta el límite que le permita al capitalismo
manejarlo a su antojo, así como a las
instituciones financieras internacionales (FMI, BM y BID).
Ante los efectos de la crisis que padece
el país ya no puede hablarse de intereses privados mexicanos, porque en su
mayoría se han vuelto dependientes o meramente representantes de las grandes
negociaciones trasnacionales y lo que queda de agrupaciones empresariales
verdaderamente nacionales es algo pequeño y debilitado, al tiempo que provoca
la miseria de más de 40 millones de mexicanos.
Mientras los partidos políticos que se
dicen fieles intérpretes de los intereses del “pueblo de mexicano”, se manifiestan
sumidos y dependientes de las indicaciones de los norteamericanos, sin mostrar
su valor patriótico y el amor a nuestra nación. Son más traidores que su misma
conciencia y que su ego personal por asumir al poder presidencial, no obstante
que la historia, al igual que Ordaz, Echeverría, Portillo, De la Madrid,
Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y con el relevo de Enrique Peña Nieto, los
calificará como vende patrias.
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