Por: Rey Néquiz Villalba
Con el aumento en los últimos días sobre
declaraciones por parte de vulcanólogos y científicos mexicanos acerca de la
inminente erupción del volcán Popocatépetl, la población debe de estar consciente
de los riesgos, el cual puede tener un evento de esta naturaleza y sólo tomará consciencia
cuando las autoridades hagan una campaña de tamaño del fenómeno.
Si bien es cierto que el volcán Popocatépetl,
desde 1993 comenzó una creciente actividad fumarólica y sísmica, e hizo que la
mayoría de los mexicanos se dieran cuenta que estaba “vivo”, algunas
autoridades ya sabían desde diciembre de 1985 (entre ellas las del metro), que
el volcán entraría en actividad y no lo divulgaron.
En el último mes
de 1985 un investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana del plantel
Xochimilco, elaboró un estudio donde indica que se le tiene que poner atención
al volcán Popocatépetl, por que el terremoto del 19 de septiembre de 1985 se
fracturó la franja de la cuenca volcánica del Valle de México y con el sismo
del 20 del mismo mes se había roto, teniendo efecto en el Popo.
En el mismo estudio se informa que en diferentes
colonias del Distrito Federal, el terremoto había ocasionado grietas en
diferentes calles y avenidas, que no se pudieron analizar porque la mayoría de
estás fueron tapadas y rellenadas por las autoridades delegacionales, sin que
existirá un estudio previo.
Tanto antes como ahora, las autoridades minimizan
a la naturaleza (que es impredecible) y no toman en cuenta que en una de sus
erupciones sepultó con una avalancha de lodo a los mamuts encontrados en
Tocuila, Texcoco, en la cabecera del municipio de Los Reyes y en el poblado de
San Lorenzo en Chimalhuacán, (a 65 kilómetros del volcán) y en su última
erupción hace 1,100 años también una avalancha provocó la destrucción de Cacaxtla,
Tlaxcala y de Cholula, Puebla. Como generalmente sucede al efectuarse una gran
erupción son liberados grandes volúmenes de vapor de agua, que produce después
lluvia torrencial, que dan origen a las avalanchas de lodo.
Así mismo, en las pasadas erupciones “pequeñas”
el área, totalmente destruida tiene un radio mínimo de 30 kilómetros. Agregándose la destrucción de avalanchas de
lodo, nubes ardientes y caída de material volcánico, que alcanzaron distancias
mayores. Esto sin contar la actividad sísmica (que afectaría a la ciudad de
México, sobre todos sus edificios).
El geólogo Julio César García Hernández, inicio
desde hace más de 7 años por cuenta propia una campaña de concientización
ciudadana, con una serie de posters donde explica la historia y los peligros
del volcán Popocatépetl, los cuales fueron pegados sobre la avenida Tlalpan,
desde viaductos hasta el metro General Anaya, esto tal vez, debido a los oídos
sordos del titular del gobierno capitalino y del gobernador del Estado de
México.
Julio César García no sólo da sus puntos de
vista, también da información de otros investigadores y vulcanólogos entre
ellos están Claus Siebe; Michael Abrams, José Luis Macías, Johanes Obenhlzner,
Víctor kress, Warner, Hugo Delgado, Carlos Valdés, Roberto Quass, Servando de
la Cruz y Gonzáles Pomposo. Y para no tener problemas explica sus bibliografías.
Entre todos los dimes y diretes que se han dicho
sobre el volcán Popocatépetl, se encuentran varias cosas ciertas, entre ellas
que las emisiones de bióxido de azufre ya rebasó a todos los volcanes activos
del mundo, pues ha tenido expulsiones de este gas de hasta más de 100 mil
toneladas diarias. Que los periodistas empezaron a escribir sobre el tema no
son apocalípticos ni alucinados. Y que como se ha visto, el Popocatépetl tiene
ya niveles de actividad muy preocupantes que anuncian una próxima erupción.
Y sobre todo, porqué la naturaleza no tiene
tiempo.
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