El
PRD y López Obrador enemigos del verdadero marxismo
Su
lucha conjuga el congelamiento y el freno del pensamiento crítico
Por:
Pitá/Sotaras
Carlos Marx |
Ante la degradación del
pensamiento socialista de Carlos Márx y Federico Engels, Lenin, los ideólogos,
pensadores e intelectuales en México, agazapados en el PRD, muestran su incapacidad de percibir, analizar y predecir
los procesos concretos, así como de elaborar nuevas y eficaces formar de
organización y lucha, misma que equivocaron sus alcances de fuerza y que hoy
pagan su error.
El autoritarismo en que cayó el PRD – partido sectario de
grupos de individuos con ideología socialista-, suficiente sistematización
absolutista desplazo su método de lucha y llevó de manera equivocada, abusiva y
prepotente su juego democrático en las recientes elecciones. El PRD manifiesta
la utopía y la degradación teórica de lo que es la ideología pura del Marxismo,
expresan tácitamente sus limitaciones metodológicas y técnicas, la esterilización
científica y política, la tendencia al congelamiento y el freno del pensamiento
crítico.
A la falta de un orden
social de la izquierda en México por medio del PRD, la subestimación
sistemática de las condiciones existentes para el comienzo de un proceso de
transformación radical que lleve a la verdadera dirección de la lucha de clases
y la sobreestimación permanente, a la idealización abstracta y retórica de las
condiciones sociales provocan la propensión a dar saltos ideológicos
desesperados al vacío. Tales fenómenos suelen conducir al divorcio respecto de
la etapa real por la que atraviesan la experiencia sin organización, la
conciencia y la lucha de masas que en nada representa el PRD en nuestro país.
El sociólogo e
investigador, Ernesto Clatán Ruiz, en los Desafíos de la Izquierda Mexicana sostiene:
“la utópica izquierda que representa el PRD tiene dos vertientes inmediatas; la
explotación y miseria, rechaza las formas reales y concretas de alineación del
verdadero socialismo (materiales, sociales, sexuales, familiares, políticas,
ideológicas y culturales)”. Totalmente, asegura que “el PRD se limita a
fundarse sólo sobre la pura necesidad de vivir para unos cuantos, y las
exigencias particulares de sus dirigentes”.
En su crítica al PRD, sobre
si es verdaderamente un partido de izquierda, sostiene que “sus dirigentes
suelen aparecer ante los ojos de las masas como Mesías, que aparecen de la
nada, para redimir benévolamente al pobre pueblo”. Y, sobre todo, asegura “como
gente extraña, irreal, venida de otros mundos, seres a los que casi todo lo
humano parece sentirse extraño, con la idea de que los rescatarán de los problemas
que viven cotidianamente”.
El Utópico Marxista,
Andrés Manuel López Obrador, se esfuerza por serlo, y se considera dentro de
las filas del PRD, PT y MC como el héroe perfecto y sin contradicciones, en
cuya imagen esconde su realidad del militante incondicional de la izquierda en
México, un robot diligente y discurseador que utiliza recetas tácticas y
argucias operativas para sus tareas menudas de todos los días, que distorsiona
la verdadera lucha del socialismo puro y que no existe en su mente.
Federico Engels |
La internacional
Socialista Alemana, durante varios simposios en América Latina explica: “los
partidos políticos que se dicen de izquierda no atraen de modo efectivo y
perdurable a millares y millones de trabajadores manuales y miembros de los
sectores marginados, de campesinos, de intelectuales y técnicos, de mujeres y
adolescentes, que sienten las alineaciones y frustraciones impuestas por el
sistema”. Representan, entonces, en México una farsa y distorsión de lo que es
y significa para un país democrático el socialismo, por eso no podrán aspirar
al poder por la vía de los procesos democráticos, por ser comparsas de la
cúpula del poder absoluto en México.
El verdadero Marxismo
(Marx, K., y Engles, F.: El Manifiesto del Partido Comunista. 1848) explica que
la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las
luchas de clases, donde los hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos,
señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos
se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y
otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación
revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.
En su filosofía
socialista afirma que “en las anteriores épocas históricas encontramos casi
portadas partes una completa diferenciación de la sociedad en diversos
estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua
Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media,
señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y además, en casi
todas estas clases encontramos, a su vez, gradaciones especiales”.
Así, su ideología
determina que en "la moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las
ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase.
Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión,
las viejas formas de lucha por otras nuevas”.
Y, en “nuestra época, la
época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las
contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos
grandes bandos hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan directamente:
la burguesía y el proletariado”.
Marx escribe: “la
dialéctica, reducida a su forma racional, provoca la cólera y es el azote de la
burguesía y de sus portavoces doctrinarios: porque en la inteligencia y explicación
positiva de lo que existe abriga, a la par, la inteligencia de su negación, de
su muerte forzosa; y porque, crítica y revolucionaria por esencia, enfoca todas
las formas actuales en pleno movimiento, sin omitir, por tanto, lo que tienen
de perecedero y sin dejarse intimidar por nada”.
Ante este erróneo dualismo,
mostrado por el ex candidatos por segunda ocasión del PRD a la presidencia de
la República, Andrés Manuel López, entre imagen deseable y proyectada con una
realidad profunda y en definitiva predominante, contribuye a considerar los
rasgos neuróticos psíquico de un enfermo mental, que exhibe y exhiben sus más
cercanos colaboradores de la izquierda, sus contradicciones internas y exteriores,
al desgaste de su propia imagen, que finalmente la borrará la historia.
El PRD como izquierda en
México, sólo representa una utopía de los que es el socialismo real y
verdadero, en otro partido de centro y derecha, al ingresar a sus filas
militantes del PRI, tendrán que enfrentar sus problemas de rebeldía como lo
hace Andrés Manuel López Obrador –y sus crisis de implantación y desarrollo-,
su altos costos socioeconómicos y políticos.
Tales efectos, se
combinarán con el atraso ideológico y la ineficacia de las fuerzas de izquierda
para convertir en tales elementos en fuentes, insumos y canales de grandes
proyectos de transformación reformistas y de mutación revolucionaria, desde la
trinchera de la democracia.
Por regla general, la izquierda
del PRD en este país no ofrece a las masas ni a sus elementos conscientes e
intrépidos, alternativa del socialismo como perspectiva concreta y viable,
coherente de soluciones inmediatas y mediatas que vinculan convincentemente las
actuales luchas con la transformación radical y el comienzo de una sociedad.
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