miércoles, 8 de agosto de 2012

Utopía de la izquierda en México



El PRD y López Obrador enemigos del verdadero marxismo

Su lucha conjuga el congelamiento y el freno del pensamiento crítico

Por: Pitá/Sotaras

Carlos Marx
Ante la degradación del pensamiento socialista de Carlos Márx y Federico Engels, Lenin, los ideólogos, pensadores e intelectuales en México, agazapados en el PRD, muestran su  incapacidad de percibir, analizar y predecir los procesos concretos, así como de elaborar nuevas y eficaces formar de organización y lucha, misma que equivocaron sus alcances de fuerza y que hoy pagan su error.
El autoritarismo  en que cayó el PRD – partido sectario de grupos de individuos con ideología socialista-, suficiente sistematización absolutista desplazo su método de lucha y llevó de manera equivocada, abusiva y prepotente su juego democrático en las recientes elecciones. El PRD manifiesta la utopía y la degradación teórica de lo que es la ideología pura del Marxismo, expresan tácitamente sus limitaciones metodológicas y técnicas, la esterilización científica y política, la tendencia al congelamiento y el freno del pensamiento crítico.
A la falta de un orden social de la izquierda en México por medio del PRD, la subestimación sistemática de las condiciones existentes para el comienzo de un proceso de transformación radical que lleve a la verdadera dirección de la lucha de clases y la sobreestimación permanente, a la idealización abstracta y retórica de las condiciones sociales provocan la propensión a dar saltos ideológicos desesperados al vacío. Tales fenómenos suelen conducir al divorcio respecto de la etapa real por la que atraviesan la experiencia sin organización, la conciencia y la lucha de masas que en nada representa el PRD en nuestro país.
El sociólogo e investigador, Ernesto Clatán Ruiz, en los Desafíos de la Izquierda Mexicana sostiene: “la utópica izquierda que representa el PRD tiene dos vertientes inmediatas; la explotación y miseria, rechaza las formas reales y concretas de alineación del verdadero socialismo (materiales, sociales, sexuales, familiares, políticas, ideológicas y culturales)”. Totalmente, asegura que “el PRD se limita a fundarse sólo sobre la pura necesidad de vivir para unos cuantos, y las exigencias particulares de sus dirigentes”.
En su crítica al PRD, sobre si es verdaderamente un partido de izquierda, sostiene que “sus dirigentes suelen aparecer ante los ojos de las masas como Mesías, que aparecen de la nada, para redimir benévolamente al pobre pueblo”. Y, sobre todo, asegura “como gente extraña, irreal, venida de otros mundos, seres a los que casi todo lo humano parece sentirse extraño, con la idea de que los rescatarán de los problemas que viven cotidianamente”.
El Utópico Marxista, Andrés Manuel López Obrador, se esfuerza por serlo, y se considera dentro de las filas del PRD, PT y MC como el héroe perfecto y sin contradicciones, en cuya imagen esconde su realidad del militante incondicional de la izquierda en México, un robot diligente y discurseador que utiliza recetas tácticas y argucias operativas para sus tareas menudas de todos los días, que distorsiona la verdadera lucha del socialismo puro y que no existe en su mente.
Federico Engels
La internacional Socialista Alemana, durante varios simposios en América Latina explica: “los partidos políticos que se dicen de izquierda no atraen de modo efectivo y perdurable a millares y millones de trabajadores manuales y miembros de los sectores marginados, de campesinos, de intelectuales y técnicos, de mujeres y adolescentes, que sienten las alineaciones y frustraciones impuestas por el sistema”. Representan, entonces, en México una farsa y distorsión de lo que es y significa para un país democrático el socialismo, por eso no podrán aspirar al poder por la vía de los procesos democráticos, por ser comparsas de la cúpula del poder absoluto en México.
El verdadero Marxismo (Marx, K., y Engles, F.: El Manifiesto del Partido Comunista. 1848) explica que la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases, donde los hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.
En su filosofía socialista afirma que “en las anteriores épocas históricas encontramos casi portadas partes una completa diferenciación de la sociedad en diversos estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y además, en casi todas estas clases encontramos, a su vez, gradaciones especiales”.
Así, su ideología determina que en "la moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas”.
Y, en “nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes bandos hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado”.
Marx escribe: “la dialéctica, reducida a su forma racional, provoca la cólera y es el azote de la burguesía y de sus portavoces doctrinarios: porque en la inteligencia y explicación positiva de lo que existe abriga, a la par, la inteligencia de su negación, de su muerte forzosa; y porque, crítica y revolucionaria por esencia, enfoca todas las formas actuales en pleno movimiento, sin omitir, por tanto, lo que tienen de perecedero y sin dejarse intimidar por nada”.
Ante este erróneo dualismo, mostrado por el ex candidatos por segunda ocasión del PRD a la presidencia de la República, Andrés Manuel López, entre imagen deseable y proyectada con una realidad profunda y en definitiva predominante, contribuye a considerar los rasgos neuróticos psíquico de un enfermo mental, que exhibe y exhiben sus más cercanos colaboradores de la izquierda, sus contradicciones internas y exteriores, al desgaste de su propia imagen, que finalmente la borrará la historia.
El PRD como izquierda en México, sólo representa una utopía de los que es el socialismo real y verdadero, en otro partido de centro y derecha, al ingresar a sus filas militantes del PRI, tendrán que enfrentar sus problemas de rebeldía como lo hace Andrés Manuel López Obrador –y sus crisis de implantación y desarrollo-, su altos costos socioeconómicos y políticos.
Tales efectos, se combinarán con el atraso ideológico y la ineficacia de las fuerzas de izquierda para convertir en tales elementos en fuentes, insumos y canales de grandes proyectos de transformación reformistas y de mutación revolucionaria, desde la trinchera de la democracia.
Por regla general, la izquierda del PRD en este país no ofrece a las masas ni a sus elementos conscientes e intrépidos, alternativa del socialismo como perspectiva concreta y viable, coherente de soluciones inmediatas y mediatas que vinculan convincentemente las actuales luchas con la transformación radical y el comienzo de una sociedad.

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