lunes, 6 de agosto de 2012

El poder en México


* Propio de psicópatas y nefastos gobernantes

* Los partidos políticos son parte de un esquema de la ambición personal

Por: Rey Néquiz Villalba

La neocultura política que practican los partidos políticos en México, tienen definido su rumbo y su ética corrupta como catálogo de la ambición personal. No sólo por los personajes típicos de la política recientes o lejanos, sino por su actitud individualista para hacerse de poder  y en la medida que sea, bajo el fraude electoral y la imposición autoritaria.
 
En México no es exclusivo del PRI, el poder político es el que más ambiciones acapara y en todas sus formas, tanto pequeñas e insignificantes. La realidad nos demuestra que el cacique en su investidura –regional o central del país -, se padece en el relato de crueldades diarias, reducto enloquecido por la codicia y el desprecio a la vida.
 
La figura obscura del mandamás, el jefe político, se hace rodear de pistoleros que husmean, vigilan, estrechan, secuestran, violan, asedian, matan y roban para mantener mansa y doblegada a la clientela con que cuentan y hasta amenazada a los rivales. El gobernante ya cacique, sea de cualquier instituto político presta o regala dinero, es servil y disciplinado con quien lo sostiene y virtud que lo transforma en eslabón en la cadena de la mentira del eje de su gobierno y sistema político al que pertenece.
 
Los políticos del PRI, PRD, PAN y los partidos satélites (PVEM, MC, PT  y PANAL) con poder definen la postura ridícula del presidente de la República, gobernador, senador, diputado federal  y estatal, secretarios de estado, alcaldes, síndicos, regidores y empleados de ventanilla, la prepotencia del motociclista de tránsito y del patrullero asaltante y perdona vidas, el despotismo del mediquito del seguro social, la agresividad del chofer de influyente y del guarura empistolado. Y de allí para arriba, desde un director de empresa o el diputado con la credencial prefabricada por un amigazo o compadre y cualquier funcionario con poder.
 
Pero, a pesar de que en 1988 el pueblo de México encontró en el cardenismo por medio del Frente Democrático Nacional, una esperanza para librarse de los signos ominosos de arbitrariedad y violencia priísta, ganó la presidencia de la República, varios estados y municipios, el sistema financiero mundial, la plutocracia en el poder y políticos mafiosos, a través del fraude electoral impusieron en la presidencia a un psicópata criminal del PRI, llamado Carlos Salinas de Gortari.
 
El gobierno del PRI que duró más de 70 años en el poder, luego de perderlo en las urnas con el PAN en el 2000, con una represión inaudita y con la protección al narcotráfico, desvío criminal del erario, venta de empresas del estado, fraudes millonarios como el fobaproa, asesinato de políticos del mismo PRI y del PRD, utilización de recursos públicos para financiar campañas políticas a favor del tricolor, provocación de crisis económicas e impulsar una política social contra el pueblo de México que todavía se debate entre la pobreza extrema.
 
En su libro “Exaltaciones de Ineptitudes”, Rafael Ruiz da Herrell da a conocer una visión crítica de lo que es el presidencialismo mexicano y de la forma como los gobernantes se enfrentan constantemente al fenómeno de poder. En donde el mexicano demuestra su modo y el ser cacique como un afán desesperado de su autoafirmación ante una posible derrota y de ser un don nadie”. 
 
Al desaparecer del FDN e instaurarse como partido político el PRD y lograr el ascenso de poder y administrativo en el Distrito Federal, en algunos estados de la República y en municipios más importantes, entre ellos en la entidad mexiquense –región zona oriente- demostró ser intolerante, prepotente y autoritario con todas las infamias posibles de arbitrariedad contra los pueblos agobiados por el poder.
 
De acuerdo con lo que vierte Ruiz Herrell la institución del PRD guarda una lejana reminiscencia de trato; “pueblo y virreyes”. La moral de los perredistas contiene una figura de vanidad y de codicia  con mando, como el desaforado narcisismo y la ambición de dominio sobre los demás y que el pueblo se vea obligado a adoptar una actitud sumisa, por un lado, y de admiración, por el otro lado.
 
Por su parte, los dirigentes del PAN al asumir al poder presidencial en el año 2000 y entregarlo al PRI, por medio de otro fraude electoral, en diciembre del 2012. Tanto Vicente Fox y Felipe Calderón implementaron una política de continuidad del liberalismo social perverso que provocó la falta de empleo, el incremento de productos y de la canasta básica, la inseguridad pública, una guerra sin cuartel contra las bandas del crimen organizado y que deja un saldo de más de 100 mil muertos,  el debilitamiento de una democracia al impulsar el regreso del PRI a los pinos y fomentar un fraude escandaloso con la utilización de recursos públicos en la compra de votos.
 
En los individuos mediocres, dirigentes políticos y gobernantes, y su  enfermedad del poder salta a la vista en su angustia y el estallido de júbilo tras asumir el poder. Desde entonces caen en una trampa que provoca el desajuste mental. Su despersonalización se incrementa con la cumbre enloquecida de las furiosas adhesiones, los interminables aplausos, los discursos apasionados y las luces cegadas de su vanidad. Como lo señala el Historiador, Samuel Maynez, durante su exposición  “esa enfermedad llamada del cáncer y del gran poder”.
 
Para el sociólogo y psiquiatra, José Ingenieros en su obra “El hombre Mediocre”, dice que “la psicología de los hombres mediocres caracterizase por un rasgo común: la incapacidad de concebir una perfección y de tomarse un ideal”. Asimismo, los define como “rutinarios, deshonestos y autoritarios, piensan con la cabeza de los demás, comparten la agenda de hipocresía moral y ajustan su carácter a las domesticidades convencionales”.
 
“Están fuera de su órbita el ingenio, la virtud y la dignidad, privilegios de los caracteres excelentes; sufren de ellos y los desdeñan”. En estos nuevos tiempos coyunturales “democrático”, sostiene José Ingenieros en su obra de diagnóstico psíquico “los hombres mediocres son ciegos para las auroras, ignoran la quimería del artista, el sueño del sabio y la pasión del apóstol”.
 
El tres veces aspirante a la presidencia de la República y fracasado jefe del gobierno del Distrito Federal,  Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano  -mercader y traidor del movimiento popular que cimbró en 1988 al régimen  de estado, tras haber pactado con el usurpador  de la voluntad ciudadana (Carlos Salinas de Gortari) la entrega de 150 y 200 millones de viejos pesos cada mes-; su incondicional, “comadre” del hermano incómodo de los Salinas y ex jefa del gobierno capitalino Rosario Robles Berlanga; Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Amalia García, Dolores Padierna, y un gran número de perredistas  que llegaron a probar las mieles que da el poder.
 
Los que también forman parte de este esquema psicológico son los del PRI, PAN, PT, PVEM y del PANAL,  hombres dementes del pasado y presente, “hoy enloquecen con pasión por hacerse de poder y a su maníaco desprecio por las urgencias sociales”, asegura Maynez Puente, “deberíamos no haber logrado salir del Porfiriato y de la postración política y económica en la cual nos tenían sumergidos los priístas”.
 
Los hombres del poder en México apuestan “al horror de lo desconocido que los ata a mil perjuicios, tomándose timoratos, sinvergüenzas, nefastos, falsos, corruptos e indecisos; nada aguijonea su curiosidad, carecen de iniciativa y miran siempre al pasado, como si tuvieran los enormes ojos en la nuca”.
 
En este sentido, el político, no importa a la institución que pertenezca, hace gala de una moral mediocre y, “es muy fácil que un hombre –con tales características- se reponga de un fracaso; es casi imposible que un hombre pequeño mediocre se ponga de un triunfo”, así esté en el poder . Como los discípulos de Antonio López de Santa Anna, del emperador Maximiliano, Porfirio Díaz, Gustavo Ordaz, del mesiánico delirante Luis Echeverría, del asesino cruel y sacerdote de Satanás en México, Carlos Salinas, del loquero del PAN Vicente Fox, del enano y beodo Felipe Calderón y, quien lo relevará, un asno y pedazo de buey, un usurpador y tramposo de nombre Enrique Peña Nieto. 

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