jueves, 19 de julio de 2012

El fascismo, doctrina filosófica del PRI y el PAN


Por: Luis Rey Néquiz

La filosofía política de cambio que pregonan los partidos políticos en el poder, el PAN y el PRI, y que constituye en su conjunto un cuerpo de pensamiento coherente y cuidadosamente desarrollado,  por los individuos de convicción para fortalecer movimientos populares y que a través de éstos podrían asumir al poder absoluto, justificable en una democracia simulada y dirigible.
Benito Mussolini
Sin embargo las cuotas de poder que lograron obtener a raíz de la gestación “democrática” de México, en el ejercicio como gobiernos muestran su verdadero rostro de ser antipopulares, brutales, demagogos y, a juzgar por sus realizaciones, en el desarrollo es simplemente destructivo.

Sus llamadas doctrinas filosóficas de democracia y de cambio, son mosaicos de viejos prejuicios, reunidos sin tener en cuenta la verdad ni la coherencia, para apelar no a propósitos comunes sino a miedos  y odios comunes contra sus más acérrimos enemigos del  PAN y PRI gobierno, sin importarles las condiciones adversas por la que  atraviesa el país y la sociedad civil, que cada día se suma a la pobreza extrema y a la violencia sin freno,

El politólogo Raúl Pérez Santillán establece que la filosofía política de Benito Mussolini, el fascismo en Italia, y de Adolfo Hitler, el nacionalismo en Alemania, en los años veinte y treinta, fueron auténticos movimientos populares que, momentáneamente, despertaron una lealtad fanática en miles de italianos y alemanes y hasta en sus dirigentes máximos, obviamente cínicos, con engaños de sí mismo y de los demás, lograron ascender al poder absoluto.
Adolfo Hitler

En México el PAN y el PRI comparten el mismo despliegue ideológico para hacerse de poder a través de la mentira. En esta realidad los movimientos se parecen en aspectos importantes, para justificar su vínculo utilizan a la simulada democracia para relevarse el poder.

partidos, con casaca del fascismo arcico, sostienen ser socialistas y nacionalista, pero ambos partidos políticos surgieron por coalición de ideas y principios doctrinarios de la “farsa” democracia entre un PAN que afirmaba ser nacionalista, sólo conjuga los intereses de la burguesía capitalista y el clero, y otro, el PRI que se dice fiel interprete de un nacionalismo de masas, partido violentamente antidemocrático y antinacionalista.

Santillán estima que “como en las caserías de brujas, el fascismo y el nacionalsocialista, aquí el PAN y PRI, son ejemplos lamentables de la histeria que, en tiempos de desmoralización, puede eliminar de la políticia tanto la inteligencia la razón, para dar paso al autoritarismo obtuso.
Pedro Joaqín Coldwell

No hay duda alguna de que estos modelos políticos se produjeron y no existe ninguna garantía en la actualidad de que no pueda volver a suceder para hacerse de poder, los partidos políticos en México crecen al amparo de la irracionalidad para desarrollarse en forma degenerada, cínica y metafóricamente, para ser más radicales y sin propuestas de cambio democrático, social, político y económicamente a favor del país y de los mexicanos.

la razón no es oscura, dice “la idea de un partido al mismo tiempo nacional y constitucional es lo bastante simple como para ser obvia , se trata del sentimiento único con atractivo universal con la afirmación radical y popular, bajo estos principios el PAN y el PRI, al menos nominalmente, sostienen su lucha para neutralizar la atracción de los partido del estado hacia el poder absoluto”.

Al igual que el fascismo, los partidos políticos del PAN y PRI, buscan sus espacios de poder y desarrollar todos sus recursos cooperativamente, sin las pérdidas y las fricciones de la luchas de clases y con una distribución “justa” del producto entre capital y trabajo. Asimismo, implementan estrategias que podrían atraer a los pequeños comerciantes y empleados con salarios altos, de igual forma podría arraigarse su ideología partidista entre el movimiento obrero organizado, por una parte y las grandes finanzas, por otra parte.
Gustavo Madero Muñoz

analista político, determina que a esos aspecto se suma la novedosa atracción de los grandes industriales y hombres de negocios, deseosos de librarse de una presión efectiva por parte de los trabajadores y la necesidad del apoyo gubernamental para sus aventuras comerciales en el extranjero.

economista, Pérez Santillán precisa que la estrategia de los partidos políticos Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, determinaron como arma de presión y justificación democrática implantar la doctrina del fascimso, ser y principio de la forma exaltada de idealismo en contraste con el sistema absoluto de la plutocracia en México. 

Los partidos políticos PAN  y PRI, por medio de sus dirigentes nacionales, califican al liberalismo de plutocrático, egoísta y antipatriótico.

En su quehacer político, el PAN y el PRI, al igual que Benito Mussolini en Italia y Adolfo Hitler en Alemania, tiene que calificar su desprecio a la libertad, la igualdad, la democracia y la felicidad sólo contemplada como la afirmación al servicio, la devoción y la disciplina, también fieles dragamán del fascismo en México interpretan al internacionalismo con la cobardía y la falta de honor para condenar, naturalmente, a la democracia parlamentaria por inútil, débil y decadente.
La pretensión fascista de poseer la penetración del genio político y la pretensión nacionalista-socialista  de contar con los sanos instintos de la pureza social, sin tener ninguna relación lógica servían a los mismo intereses donde las sociedades destruidas por la guerra, la depresión y la inflación eran llamadas sentimentales tendientes a someterse a los intereses privados y a la tarea de construir la fuerza nacional dependiente del capitalismo. Así, los panistas y priístas siguen por la misma línea de la descomposición social.

Raúl Pérez, apunta que el fascismo y el nacionalsocialismo fueron gobiernos bélicos y economías bélicas establecidas, no como medidas para resolver una emergencia nacional, sino como sistemas políticos permanentes y autoritarios, régimen que pretenden implementar en México los dirigentes del PAN y PRI. Tal es el caso del “corral de la ignominia” en el Senado de la República y en el Congreso de la Unión.

Explica que “el intento de unificar a toda la población de la nación, con mensajes y slogan de cambio, suprimiendo toda rivalidad entre grupos e intereses y de movilizar todos los recursos humanos, financieros y materiales del país, detrás del control del poder y sus cambios, PAN y PRI, conducen, dada las circunstancias, en una sola dirección y la única condición que suprime los bienes sociales y económicos divergentes de una nación moderna, para ellos es la preparación para la guerra social. Tal es el caso de la guerra contra el crimen organizado, donde se involucra al clero, a los partidos de oposición y a la población.        

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