jueves, 2 de junio de 2022

AMLO convirtió al estado mexicano en PARAÍSO de mafias criminales y en CACIQUES políticos de Morena

*     Es imposible que “El PEJE” renuncie a su pasado priista, dicha cultura política del pasado de corrupción y criminal es una copia de lo que se vive en México.

Por. Rey Néquiz Villalba

La palabra  "cacique”, como sinónimo de “mafia”, en estos momentos, se aplica de una formar conveniente en nuestro entorno político-social porque numerosos grupos enquistados en todos los ámbitos públicos y privados del poder, manejan a su discreción todas las actividades legales e ilegales del estado mexicano.

Los partidos políticos monopolizan los poderes del Estado, con desfachatez, cinismo y prepotencia marginan a los ciudadanos, se creen inteligentes pero son unos estúpidos y apáticos – hay que ver las declaraciones que a diario realizan en los medios electrónicos, escrita y en la red social -, los “dueños” de institutos políticos (patrimonio familiar, al estilo de la mafia siciliana), manejan los recursos públicos al través del INE, deciden las fechas de elección, se reparte por regiones y entidades donde tienen influencia, para no ser rebasados por la sociedad civil y no permiten las candidaturas ciudadanas.

Por medio de un ensayo,  el historiador británico Alan Knight, uno de los grandes expertos en el cardenismo y la Revolución Mexicana escribió en Letras Libres, donde hace una interpretación del cacicazgo en México en función de una cultura política que amalgama dos tradiciones autoritarias: la indígena y la española.

En tal escrito, que bien podría ubicarse en la primera etapa de los años independientes y post revolucionarios, pareciera que llegó a su fin con la caída del viejo sistema priista. Sin embargo, aún pervive en todos los rincones de la República Mexicana y más aún, en estados del sur como Oaxaca, Chiapas o Guerrero.

El cacique mexicano, menciona Knight, cumple con la vieja máxima de Porfirio Díaz: "pan o palo; es decir, esta persona recompensa a sus amigos y castiga a sus enemigos. Este pan va desde los obsequios materiales (puestos en el gobierno, tierras, crédito, poder, dinero y financiamiento a campañas políticas), los beneficios no materiales se puede considerar la  protección. Los caciques son civiles con poder, aunque a menudo están bien entrenados para el tiroteo".

Sostiene que el talón de Aquiles de los cacicazgos establecidos es la sucesión política. La sucesión ordenada, ya sea de monarcas hereditarios o de presidentes democráticos, requiere de reglas estrictas con las que se cumple estrictamente, en su defecto se llega al río de sangre y al asesinato cruel de sus enemigos conocidos como adversarios políticos.

Explica,  de forma detallada que conforme se va debilitando el viejo cacique, el resultado puede ser una veloz sustitución por un nuevo cacique, una fase de luchas internas y de inestabilidad faccional, o posiblemente una transición hacia un sistema más democrático o, al menos regido por reglas que él mismo impone a través de la amenaza y el terror.

Par el escritos Alan Knight existen cinco niveles de caciques: el nacional, el estatal, el regional, el municipal y el local. En la cima se encuentra el presidente. Después se ubican los caciques estatales, que son controlados por el primero. Los caciques o funcionarios menores pueden rotar: una de las artes del cacique es compilar un currículo de cargos secuenciales que mantienen el orden de la sociedad y el control absoluto del poder.

Para él, escribe "esto es posible gracias a la serie de opciones que existe en el nivel estatal/regional y, en los niveles municipales/locales, lo importante es imponer una cultura del autoritarismo y la violencia oficial, una forma de consolidar su caciquismo depravado. 

Las ambiciones modestas tienen, por ende, sus recompensas, por ejemplo, en el nivel nacional, donde prevalece un cargo superior, ya hay vida política después de la presidencia. Los ejemplos con Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Este patrón también es posible porque el caciquismo de nivel más bajo adopta una actitud más cínica y utilitaria con respecto a los cargos oficiales, donde nadie pasa si no lo aprueba en cacique mayor.

Debido a las ventaja que ofrece el poder, a la legitimidad y al prestigio vinculado con la presidencia, el cargo puede hacer al hombre, lo cual se opone al clásico proceso caciquil, donde el hombre hace al cargo, de hecho, simplemente prescinde de él. De ahí la tendencia reciente de designar presidentes sin experiencia política, hombres que adquirieron doctorados en el extranjero en lugar de cargos electorales en México, considera Alan Knight.


Los caciques estatales combinan regiones político-regionales muy distintas, solo estados pequeños, como Aguascalientes o Querétaro muestran una vaga homogeneidad. Casi todos los caciques estatales son caciques regionales que han conseguido controlar, sus estados por medio de una base territorial particular. Sostiene que en cierto sentido, el cacique clásico estatal es con frecuencia un cacique regional que ha logrado ascender en la escala del poder con violencia.

Este ascenso puede ser precario, además, mantener unido a un estado multirregional es un asunto espinoso y de tipo tenebroso, y considera que los cacicazgos regionales por lo general se erigen sobre la base de cacicazgos municipales menores. Además se ser piezas fundamentales en la gran maquinaria caciquil, estos cacicazgos municipales ofrecen la posibilidad de promoción, ya sea por medio de un ascenso desde arriba o por una movilización desde abajo.

Además de las elecciones, los caciques tienen toda una serie de obligaciones frente a sus superiores con las trampas que electorales que se les permiten. Les deben un apoyo político de tipo más genérico; tienen que poner a la gente en la calle, ya sea para preparar manifestaciones políticas en el lugar y el momento adecuado o para darles la bienvenida a dignatarios invitados, gobernadores, senadores, diputados y presidentes de una localidad.

Los caciques son también responsables del orden y la violencia; el mejor cacique es aquel que evita los titulares de prensa y los escándalos sociales, mientras que la represión atroz puede ser la señal para una intervención desde el centro. Sobre todo, el cacique es fuente de información y de espionaje político contra sus rivales. Saber es poder, especialmente en un sistema político relativamente opaco como el Mexicano, donde los medios son tradicionalmente tímidos, controlados, algunos rebeldes y donde florecen los rumores, los chismes, las intrigas y las camarillas.

Describe que el “saber local” puede ser crucial y esencial de la estructura hacia arriba para tener el control del poder, a cambio de cumplir con tales obligaciones de modo satisfactorio para sus superiores, el cacique puede esperar algunos beneficios: protección política desde arriba; acceso a las prebendas políticas; obras públicas, delincuencia organizada  y el prestigio de los festejos políticos.

Dado que muchos de estos beneficios, representan no simplemente recompensas individuales (dinero para el cacique o trabajos para sus compinches), sino también ganancias colectivas (carreteras, escuelas, mercados,  irrigación e inmuebles) para la comunidad, se convierten en recursos distributivos para el cacique mismo: parte del pan que disemina entre sus propios clientes, lo cual lo transforma en un cacique “bueno” o, al menos, tolerable, afirma.

Ante lo expuesto anteriormente, cabe hacer la pregunta obligatoria ¿en algo ha cambiado después del viejo régimen del PRI y del PAN? Hoy con Morena y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se consolida la estructural caciquil y se suma la violencia criminal auspiciada por grupos mafiosos que forman parte del plan del estado para conservar a cualquier precio el poder.  

Mafias caciquiles se apoderaron  del poder en México  

Así, “el cacique”, como sinónimo de “mafia”, en estos momentos, se aplica de formar conveniente a nuestro entorno político-social, porque numerosos grupos enquistados en todos los ámbitos públicos y privados de nuestra realidad, manejan a su discreción todas las actividades legales e ilegales del estado, escribió en su libro Los Caciques, Carlos Arniches.

Sostiene que los partidos políticos monopolizan los poderes del Estado, con desfachatez, cinismo y prepotencia marginan a los ciudadanos, se creen inteligentes pero son unos estúpidos o apáticos – hay que ver las declaraciones que a diario realizan en los medios electrónicos -, los “dueños” de institutos políticos (patrimonio familiar, al estilo de la mafia siciliana). Hoy manejan los recursos públicos al través del INE, deciden las fechas de elección, se reparte por regiones y entidades donde tienen influencia, para no ser rebasados por la sociedad civil no permiten las candidaturas ciudadanas.

Los corruptos y dirigentes políticos, con su ambición se apoderan los espacios de una sustancial y verdadera democracia en el país, pues saben que la gente no olvida su tan mala imagen de los partidos y sus candidatos, en un 90 por ciento de ellos tienen antecedentes obscuros y forman parte del crimen organizado – por ello el INE prohibirá a los medios de comunicación que exhiban sus antecedentes criminales -, que irremediablemente serían derrotados en las urnas

En sí, la democracia en México sólo es un mito, aunque si hay ligeros avances, comparada la situación de antaño, del partido único e invencible que impuso más de 76 años una dictadura perfecta, por las buenas o las malas, y la población arrojó al PRI donde debe de estar. Sin embargo, las ratas poco a poco lo abandonan para buscar más cuotas de poder y seguir viviendo de la ubre presupuestal como viles sanguijuelas del estado, el caso del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que no renuncia a su pasado priista.

Por su parte, Luis Romero en su libro  "Los caciques" con mafias se mantiene el control de cualquier actividad productiva e ideológica, se puede entender la situación de plano como un caos social y que cada día va en aumento con las consecuencias que observamos en el gobierno, sea cual sea, - desde el federal, estatal y municipal -, en numerosas ocasiones en la propia familia. 

El legado de las mafias políticas son más que visibles como la inseguridad pública, pobreza, injusticia, desempleo, delincuencia, narcotráfico, antidemocracia, explotación patronal, ignorancia del pueblo, saqueo de las haciendas y manipulación ideológica, terrorismo, sueldos miserables, secuestro, guerrilla, apatía electoral, dilatación de bienes públicos, burocracia deficiente y corrupta, índice de educación mediocre de los pobres en México y su total marginación.

Con autoritarismo y con excesos de poder, los gobernantes además con su estupidez y ambición generan cinturones de miseria por todos los rincones del territorio mexicano, contaminación ecológica, pésimos para el desarrollo social, pero eficientes para robarse los dineros públicos sin ser castigados, lacras, pedófilos, empresas paraestatales negligentes, sistema judicial arcaica, poder legislativo que aprueba leyes que favorecen a las elites económicas, y un sin fin de problemas que tenemos los mexicanos que no son resueltos, razón por la cual, uno de cada veinte mexicanos radica en el extranjero, esa tendencia continúa en ascenso, a tal grado que se calcula que en el 2050 se incrementará el número que vivirá en Estados Unidos, seremos la segunda minoría de aquella nación.

Como ejemplo, basta un botón, ¿deseas abrir un negocio con todas las de la ley?, los requisitos son múltiples y retardados, que el desánimo y la desesperación, se apoderan de cualquier, y si realmente se desea hacerlo, no le queda más remedio al interesado de “engrasar” la maquinaria de la corrupción para hacerlo.

A  pesar de las constantes mentiras que se dan a conocer con los mercenarios y corruptos medios de comunicación electrónicos que anuncia el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, las cosas están de cabeza y control del crimen organizado.

Por ejemplo si desea fundar una institución educativa, primero hay que aguantar los insultos de los “iletrados”, burocráticas de la educación son muy limitadas, porque tiene que formar parte del partido en el poder y pertenecer a la elite de la corrupción magisterial, donde ellos tiene derecho a crear escuelas como negocio con una educación deficiente y mantener, por la política del gobierno estatal, en la ignorancia a la población con obsoletos planes de estudio, pues los poderosos de la política saben que la masa –pueblo- se vuelve más dócil y obediente, mientras más bruta e ignorante sea, considera Luis Romero.

Por el momento basta leer el artículo de la “Ley de Educación de México:” aquel que enseñe sin permiso de las autoridades, será castigado penalmente”, ¡con está Leyes, propias de la época medieval!, ¿cómo no vamos a ser el último país  de las 50 repúblicas más desarrolladas del mundo? Y eso que el gobierno de México, desde  el PRI, PAN y ahora Morena presumieron y presume tener el sistema educativo más avanzado que otros países.   

 

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