E.U. controla la fluidez financiera y mafias del crimen organizado
El Imperio del norte necesita del capital del
narcotráfico para equilibrar el déficit de su balanza de pagos.
El narco dirige a partidos políticos en México
Por: Luis Sánchez Jiménez
Al término de la guerra fría con México, tras aprobar la
certificación en el gobierno priísta de Carlos Salinas de Gortari y el de
Ernesto Zedillo Ponce de León, Estado Unidos encontró en el tráfico internacional
de drogas prohibidas un nuevo motivo para imponer su hegemonía en los países
del hemisferio y conformó una división de trabajo en torno de la economía de
las drogas; países que producen, comercializan y que consumen drogas.
En su ensayo “El Capital del Narco”, Fernando Ramírez
sostiene que los representantes de cada grupo que opera en Colombia, México y
Estados Unidos “creen en la necesidad de combatir éste problema, pero difieren
en las formas y coinciden en los escasos resultados, para no afectar su economía
subterránea que les garantiza la fluidez financiera que les arrogan los capos
de la droga”.
Asegura que el gobierno de Colombia ofreció a cocaleros
exenciones fiscales si cambian y, a su vez, prometió juzgar en territorio
nacional a sus narcotraficantes, es decir que se compromete a no entregarlos a
la justicia norteamericana.
En México, precisa que se destinan enormes recursos
públicos, al ejército mexicano y a corporaciones policiacas para detectar,
destruir los sembradíos de estupefacientes y combatir a los cabecillas del
crimen organizado, al mismo tiempo no existen avances en las reformas a la ley
para castigar a los encargados de las instituciones que brinda protección a los
capos de la droga.
Mientras en Estado Unidos se aplican dos terceras partes de
su presupuesto a éste rubro para emprender tareas de combate al narcotráfico,
sólo canaliza una mínima parte a las campañas de prevención, porque así
conviene a sus intereses de mercado negro.
Fernando Ramírez indica “lo que le importa a la Casa Blanca
es controlar los flujos financieros, pues el capital procede de los
consumidores y que el imperio del norte necesita el capital del narcotráfico
para equilibrar el dinero que presta a otros países”. Estiman “esos recursos
deben de regresar a sus países de origen sin importar que sea sobre el
envenenamiento de sus ciudadanos que son los mayores consumidores de droga en
el mundo”.
Precisa “con base en las leyes de la economía donde existe
consumo y hay oferta, los Estado Unidos sólo pretende reafirmar su calidad de
centro en relación los países periféricos, con una imposición del prisma
represivo bajo el cual las demás naciones deben ver el asunto del narcotráfico
como una industria redituable para el acumulamiento de riqueza personal.
Ramírez Rosales apunta “la guerra contra el narcotráfico se
convirtió en un mecanismo de presión internacional que busca someter a las
naciones débiles a los lineamientos de la política económica estadounidense y
ante la viabilidad del régimen político mexicano genera una exacerbación de la
crisis del sistema político hasta debilitar su aparato de justicia, en cuya
guerra sería infructuosa con secuelas sangrientas.
¡El NARCO dirige
partidos políticos!
Los líderes del
narcotráfico en México, como sinónimo de “mafia”, en estos momentos, éste
término se aplica de formar conveniente a nuestro entorno político-social,
porque numerosos grupos enquistados en todos los ámbitos públicos y privados de
nuestra realidad, manejan a su discreción todas las actividades legales e ilegales
del estado.
Los partidos políticos
monopolizan los poderes del Estado, con desfachatez, cinismo y prepotencia
marginan a los ciudadanos, se creen inteligentes pero son unos estúpidos o
apáticos – hay que ver las declaraciones que a diario realizan en los medios
electrónicos -, los “dueños” de institutos políticos (patrimonio familiar, al
estilo de la mafia siciliana), manejan los recursos públicos al través del IFE,
deciden las fechas de elección, se reparte por regiones y entidades donde tiene
influencia, para no ser rebasados por la sociedad civil no permiten las
candidaturas ciudadanas, sólo es una propuesta para la próxima elección en el
2018.
El analista político de
MC, Fabián Carrillo Díaz dijo “los corruptos y dirigentes políticos, con su
ambición prohíben los espacios de una sustancial y verdadera democracia en el
país, pues saben que la gente no olvida su tan mala imagen de los partidos y
sus candidatos, en un 90 por ciento de ellos tiene antecedentes obscuros y
forman parte del crimen organizado – por ello el IFE obstaculiza a los medios
de comunicación que se exhiba sus antecedentes criminales -, que
irremediablemente serían derrotados en las urnas.
En su ensayo “El
narcotráfico se apodero de los partidos políticos”, explica que en sí, la
democracia en México sólo es un mito, aunque si hay ligeros avances, comparada
la situación de antaño, del partido único e invencible que impuso más de 70
años una dictadura perfecta, por las buenas o las malas, y la población lo
arrojó al PRI, durante doce años, de la presidencia de la República, a donde debe de estar, pero la mafia del
narcotráfico lo regresa a los pinos con su esquirol Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, las ratas
del PRI y sus socios los capos de la droga, poco a poco afilian sus pezuñas
para buscar más cuotas de poder y seguir viviendo de la ubre presupuestal como
viles sanguijuelas del estado.
Las mafias no sólo
controla la fluidez financiera de un Estado sino que ahora mantiene a cualquier
precio de terror la actividad productiva e ideológica, y se puede entender la
situación de plano como un caos social y que cada día va en aumento con las
consecuencias que observamos en el gobierno, sea cual sea, - desde el federal,
estatal y municipal -, en numerosas ocasiones en la propia familia, afirma.
Efectivamente, subraya
que “el legado de las mafias políticas son más que visibles como la inseguridad
pública, pobreza, injusticia, desempleo, delincuencia, narcotráfico,
antidemocracia, explotación patronal, ignorancia del pueblo, saqueo de las
haciendas y manipulación ideológica, terrorismo, sueldos miserables, secuestro,
guerrilla, apatía electoral, dilatación de bienes públicos, burocracia
deficiente y corrupta, índice de educación de los peores en México y
marginación”.
Así mismo, asegura “con
el autoritarismo y con excesos de poder, los gobernantes además con su
estupidez y ambición generan cinturones de miseria por todos los rincones del
territorio mexicano, contaminación ecológica, pésimos para el desarrollo
social, pero eficientes para robarse los dineros públicos sin ser castigados,
lacras pedofilios, empresas paraestatales negligentes, sistema judicial
arcaica, poder legislativo aprobador de leyes que favorecen a las elites
económicas, y un sin fin de problemas que tenemos los mexicanos”.
Además, indica que “la
razón por la cual, uno de cada veinte mexicanos radica en el extranjero, esa
tendencia continúa en ascenso, a tal grado que se calcula que en el 2050 se
incrementará el número que vivirá en Estados Unidos, seremos la segunda minoría
de aquella nación”.
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