* El PRI atraviesa por una aguda crisis
ideológica, táctica y pragmática de descomposición que lo llevará a su desaparición.
Por: Rey Néquiz Villalba
De acuerdo a la frase del filósofo romano, orador,
juarista y político, Marco Tulio Cicerón y de aplicarla con el pueblo de
México, sobre quién no conoce al pasado negro y perverso del PRI, instituto que duró en el
poder presidencial por 77 años, no está exento de seguir siendo engañado y de
ser manipulado por la historia de violencia y de impunidad de todas sus
atrocidades que en carne propia sufrió. El legado histórico que
dejó el régimen priista – que duró en el poder absoluto en México-, con el
reformismo modernizador de los maquiavélicos y de asesinos, desde Gustavo Díaz
Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José
López Portillo, Miguel de La Madrid, Carlos Salinas de Gortari y que llevó
hasta sus últimas consecuencias su sucesor Ernesto Zedillo Ponce de León, luego
de 12 años que gobernó el PAN, y regresó en el 2012 con Enrique Peña Nieto, fue sin duda alguna la concepción corrupta y
práctica prisidencialista del poder unipersonal y autoritario como de sus
ilegalidad democrática llena de violencia. Generó una profunda crisis de las instituciones
públicas, del sistema político salpicada de corrupción, de la economía y de la sociedad en su conjunto,
esos excesos de poder provocaron la perdida de la presidencia de la República. La cultura política que proyectó el PRI y sus
operadores políticos, desde la presidencia de la República, dejó resultados de
deficientes e incapaces gobiernos priistas; el genocidio contra estudiantes de
1968 y 1971, la venta de bancos y la devaluación del peso en 1982 con el fraude
electoral, la venta de empresas paraestatales, la insurrección del EZLN y del
EPR, los asesinatos de los priistas, Luis Donaldo Colosio y de Ruiz Massieu, la
crisis financiera de 1994, el fraude económico a la nación con el rescate de la banca denominado el Fobaproa, las
redes del narcotráfico en todas las esferas del poder y la generación de más de
40 millones de mexicanos en la pobreza y sin oportunidades de desarrollo... Al
entregar el PRI el poder presidencial al PAN, el Estado mostró su debilidad en
todos los niveles con una soberanía vulnerable por acuerdos y compromisos
financieros que en nada ayudaron al pueblo mexicano, los beneficios sólo lo
recibió y lo sigue haciendo la burguesía
capitalista y los políticos sólo las migajas. Los gángsters priistas dejan un
gobierno carente de recursos para desarrollar sus políticas “mafiosas”, un
congreso desprestigiado por la dinámica de unos partidos incapaces – PRI, PAN,
PRD, PEVM, PT y otros, satélites del sistema- de hacer una política que vaya
más allá de los ataques recíprocos, arteros y degradantes en un terreno
dividido como si fueran “banda de delincuentes”. “La reforma política del
Estado quedó estancada con una economía sin horizontes y, sobre todo, que parece haber perdido la confianza en sí
mismo y que apenas atina a negociar, día con día su propia supervivencia”,
subraya en su ensayo de “El poder y la legalidad”, Jesús Salazar Centeno y en esa
medida sostiene “muchos son, y muchas diversas las causas de esta triste
situación”. No obstante, señala que dentro de ella juegan un papel relevante la
vivencia de concepciones y prácticas relativas al poder y a la legalidad que
sólo pueden promover espirales incontenibles de desprestigio, de desconfianza
y, en suma, de descomposición política, ahora, con la perdida de
la Presidencia de la República”. En el PRI todo esta permitido desde la
mentira, traiciones, asesinatos y hasta infidelidad... A pesar de todo lo
ocurrido la oligarquía priistas sigue ejerciendo su autoridad como sinónimo de
impunidad, de privilegios y de irresponsabilidades, para la elite copular del
tricolor, “el poder político como legalidad, siempre han sido, siempre serán,
realidades problemáticas, irritantes y conflictivas”, asegura el profesor
universitario. Como fieles ideólogos de la filosofía sofista del Trotsky, Max
Weber, Benito Musolinni, Adolfo Hitler, Augusto Pinochet, Anastasio Zomosa, Luis Echeverría, Gustavo Díaz Ordaz, Carlos
Salinas de Gortari –gobernantes e individuos crueles y asesinos-, ya sin el
poder presidencial los priistas llevan a la política al terreno de la violencia y la
consideran como un medio especifico para reclamar el monopolio de su
territorio. En la sociedad moderna, aunque el PRI ya no tenga el poder de los
Pinos, en los lugares donde es gobierno –estatal y municipal – su ejercicio es
arbitrario a pesar de que la población lo considere maligno y, para ellos, es
justificable. Luis Salazar dice que la ambición del poder y en su práctica, el
PRI y sus operadores “utilizan normas ilegales como instrumento de extorsión y
sumisión que necesariamente promueve la idea de que lo mejor que se puede hacer
con las leyes es evitarlas y transgredirlas”, para su mayor control gangsteril. Desde
entonces, las instituciones encargadas de procesar políticamente los problemas
sociales y de hacer respetar los marcos jurídicos establecidos, sufrió con el
PRI y sus métodos represivos, su desprestigio radial que generó el surgimiento
de tendencias y personalidades que intenta capitalizar y profundizar dicho
desprestigio, convirtiéndose en capital político para hacer avanzar los más
diversos intereses ilegítimos con el surgimiento de grupos armados en
diferentes partes del país, apoyan a las redes del narcotráfico y estrechar aún
más sus vínculos con las bandas organizadas de delincuentes a fin de que
realicen el trabajo sucio del PRI, sin descartar los distintos cuerpos
policiacos a sus órdenes para cubrir a la mafia de priistas que hoy están en
las filas de Morena... Ellos lo interpretan al pie de la letra, como doctrina suya lo que el sociólogo de Max Weber, en su libro "El político y el científico", sostiene "que la política es un medio para aspirar y conservar el poder por el poder mismo, se tiene que recurrir a la violencia criminal. Y el Estado -gobierno- ya en el poder es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legitima". Los ejemplos de priistas con múltiples, los crímenes de
priistas como Luis Donaldo Colosio, Ruiz Massieu, la matanza de Aguas Blancas
de Guerrero, Acteal en Chiapas y la masacre en Chimalhuacán en tierra
mexiquense, la muerte del cardenal Posadas en Jalisco, la represión en San Mateo Atenco, los asesinatos de 43 estudiantes de Ayotzinapa y varias venganzas entre
banda de narcotraficantes al servicio del Estado Mexicano en la frontera con
Estados Unidos y toda una serie de violaciones que el PRI ordenó y que no logró
controlar. Hoy es visible su estrategia de debilitar la imagen al nuevo
gobierno de la República, en su intento de regresar al poder, tal y como lo
hizo con Enrique Peña Nieto. De lo que nos salvamos los mexicanos, el PRI sólo
en una contienda ya no tiene la fuerza y la simpatía electoral, será su tumba política la próxima elección,
no tiene posibilidades, la sociedad se lo demostró hace cuatro años en las urnas,
lo rechazó porque no quieres ser gobernados por regímenes fascistas. Sin
embargo, en coalición con el PRIAN y MC, las perspectivas de venganza serían
más peligrosas porque el PRI y sus grupos copulares se rigen bajo el principio
hitleriano para recuperar y conservar su monopolio y ocultar su verdadero rostro mafioso.
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