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El hombre es el animal político, el único ser que habita en ciudades, se somete
a su propia voluntad y es fácil, por una ilusión, de ser manipulable con la
mentira y que acepta como verdad.
Por: Rey Néquiz Villalba
La costumbre social conformista y dominada por los individuos en el poder, las tradiciones culturales es la más infame de las enfermedades, porque nos lleva a aceptar todas las desgracias que el pueblo sufre, todos los dolores y todas las muertes desde la llegada de los españoles a México.
Por esas infames costumbres de mentiras que vivimos junto a personas o dioses paganos a través de la idolatría –que el Todopoderoso condena y que hasta el momento su pueblo de Israel (Judío) lo sufre-, se aprende en llevar cadenas, soportar injusticias, sufrir todo tipo de atropellos que impone el gobierno. Aun así, el pueblo de México, desde que fue conquistado por la escoria española, se ha resignado al dolor, la soledad, esclavitud y represión.
La costumbre social de la masa es el más despiadado de los venenos mortales, porque le penetra al pueblo silenciosamente y en su interior como exterior crece poco a poco, se alimenta de su inconsistencia y se debilita al grado de ya no tener movilidad para poder defenderse. Y, que sin consciencia participa en costumbres falsas como es lo del Grito de Independencia, esa fecha es para celebrar el nacimiento del represor y autoritario del traidor Porfirio Díaz.
Pero, cuando se descubre ese mal social, cada uno muestra fibras de su adaptación ya enferma y que trata de recompensarse en su frustración, hoy conocida como maniobra, conducida a las urnas para emitir su sufragio, sin que su estado social se recupere de esa esclavitud. Cada gesto el ente social se condicionó y ya no existe la medicina que podría curar sus males.
El gran peligro de las masas es su costumbre, la cual la convierte entre ellos como ley y en su forma de pensar de tipo conformista, individuo sin identidad, sin angustia existencial, ignorante de su historia y con un profundo desprecio de su derecho a despojarse de su falsedad en la que vive y sin poder descubrir la verdad.
Y, de acuerdo con José Ortega y Gasset en su libro La Rebelión de las masas “lo malo no está en que la gente aspire a mejores condiciones de vida y justicia social, sino en imponer los regímenes un mentalidad masificada mediante dogmas, sin estar intelectualmente preparado para ello”.
También, el filosofo Luis Benítez sostiene sobre el fenómeno de toma de conciencia de las masas sociales, en los años 70 lo que ocurría en Europa, a pesar de la distancia geográfica, temporales y culturales, hay grandes coincidencias con lo que ahora ocurre en México.
En estos momentos de reajuste social y político en tierra azteca, en nada menos la plena emergencia de las muchedumbres en el control social, toda vez que son más las maniobras de que aceptan su conformismo. Partido políticos viejos (PRI-PAN-PRD-PVEM-PT-MC) y nuevos (Morena), líderes sociales, organismos sindicales, grupos rebeldes y estudiantes disidentes, todos y cada uno pretenden poseer la verdad y proponen cambios radicales en direcciones de lo más divergente, lo que niega la verdad y la censura de esa costumbre social.
El hombre masificado ha perdido la capacidad de oír, razonar y dialogar. El veneno es su idiosincrasia que convirtió en hábito de su vida cotidiana y que la costumbre la repite a pesar de que la mentira la convierte en verdad y en un símbolo de carácter nacional, regional o bien local.
Después de la Revolución Mexica la corrupción del gobierno, el robo al erario, los asesinatos políticos, la violencia, el narcotráfico como el contrabando en sus diversas modalidades, la explotación sexual y el incremento del homosexualismo, la pérdida de la soberanía y todo tipo de atropellos son parte de la costumbre en México y en la que se desenvuelven los políticos que llegan al poder, lo cual es un veneno mortal que frena la consolidación de la Cuarta Transformación de la República en México.
Ahora esos individuos se sienten capaces de juzgar, decidir y sentenciar; ellos son la autoridad y la verdad de la mentira. Y, ciego y sordo, se siente con el derecho de expresar sus opiniones en cualquier ámbito de la vida pública, ese es el sustrato fértil en el que surge la degeneración intelectual que ha estrangulado civilizaciones enteras y que es un mal endémico de los actores políticos mexicanos que buscan el poder y al conseguirlo actúan bajo dichas costumbres anejas.
La única forma de poderse liberar de esas costumbres de engaño y una medicina para las falsas costumbres es la lectura, el estudio y el análisis de la historia, permite saber que es demagogia y la sinrazón por los ámbitos de aquellos que pretender tomar el control del poder y manipular a la sociedad.
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