martes, 23 de agosto de 2022

Opinión: Símbolo y naturaleza del PRI, engendro del mal, generadores de violencia y enemigo de México

                                                                                   “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”, frase de Marco Tulio Cicerón.

* El PRI atraviesa por una aguda crisis ideológica, táctica y pragmática de descomposición que lo llevará a su desaparición.
 

Por: Rey Néquiz Villalba

De acuerdo  a la frase del filósofo romano, orador, juarista y político, Marco Tulio Cicerón y de aplicarla con el pueblo de México, sobre quién no conoce al pasado negro  y perverso del PRI, instituto que duró en el poder presidencial por 77 años, no está exento de seguir siendo engañado y de ser manipulado por la historia de violencia y de impunidad de todas sus atrocidades que en carne propia sufrió.  El legado histórico que dejó el régimen priista – que duró en el poder absoluto en México-, con el reformismo modernizador de los maquiavélicos y de asesinos, desde Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría  Álvarez, José López Portillo, Miguel de La Madrid, Carlos Salinas de Gortari y que llevó hasta sus últimas consecuencias su sucesor Ernesto Zedillo Ponce de León, luego de 12 años que gobernó el PAN,  y regresó en el  2012 con Enrique Peña Nieto, fue sin duda alguna la concepción corrupta y práctica prisidencialista del poder unipersonal y autoritario como de sus ilegalidad democrática llena de violencia. Generó una profunda crisis de las instituciones públicas, del sistema político salpicada de corrupción, de la economía y de la sociedad en su conjunto, esos excesos de poder provocaron la perdida de la presidencia de la República. La cultura política que proyectó el PRI y sus operadores políticos, desde la presidencia de la República, dejó resultados de deficientes e incapaces gobiernos priistas; el genocidio contra estudiantes de 1968 y 1971, la venta de bancos y la devaluación del peso en 1982 con el fraude electoral, la venta de empresas paraestatales, la insurrección del EZLN y del EPR, los asesinatos de los priistas, Luis Donaldo Colosio y de Ruiz Massieu, la crisis financiera de 1994, el fraude económico a la nación con el rescate de la banca denominado el Fobaproa, las redes del narcotráfico en todas las esferas del poder y la generación de más de 40 millones de mexicanos en la pobreza y sin oportunidades de desarrollo... Al entregar el PRI el poder presidencial al PAN, el Estado mostró su debilidad en todos los niveles con una soberanía vulnerable por acuerdos y compromisos financieros que en nada ayudaron al pueblo mexicano, los beneficios sólo lo recibió  y lo sigue haciendo la burguesía capitalista y los políticos sólo las migajas. Los gángsters priistas dejan un gobierno carente de recursos para desarrollar sus políticas “mafiosas”, un congreso desprestigiado por la dinámica de unos partidos incapaces – PRI, PAN, PRD, PEVM, PT y otros, satélites del sistema- de hacer una política que vaya más allá de los ataques recíprocos, arteros y degradantes en un terreno dividido como si fueran “banda de delincuentes”. “La reforma política del Estado quedó estancada con una economía sin horizontes y, sobre todo,  que parece haber perdido la confianza en sí mismo y que apenas atina a negociar, día con día su propia supervivencia”, subraya en su ensayo de “El poder y la legalidad”, Jesús Salazar Centeno y en esa medida sostiene “muchos son, y muchas diversas las causas de esta triste situación”. No obstante, señala que dentro de ella juegan un papel relevante la vivencia de concepciones y prácticas relativas al poder y a la legalidad que sólo pueden promover espirales incontenibles de desprestigio, de desconfianza y, en suma, de descomposición política, ahora, con la perdida de la Presidencia de la República”. En el PRI todo esta permitido desde la mentira, traiciones, asesinatos y hasta infidelidad... A pesar de todo lo ocurrido la oligarquía priistas sigue ejerciendo su autoridad como sinónimo de impunidad, de privilegios y de irresponsabilidades, para la elite copular del tricolor, “el poder político como legalidad, siempre han sido, siempre serán, realidades problemáticas, irritantes y conflictivas”, asegura el profesor universitario. Como fieles ideólogos de la filosofía sofista del Trotsky, Max Weber, Benito Musolinni, Adolfo Hitler, Augusto Pinochet, Anastasio Zomosa,  Luis Echeverría, Gustavo Díaz Ordaz, Carlos Salinas de Gortari –gobernantes e individuos crueles y asesinos-, ya sin el poder presidencial los priistas llevan a la política al terreno de la violencia y la consideran como un medio especifico para reclamar el monopolio de su territorio. En la sociedad moderna, aunque el PRI ya no tenga el poder de los Pinos, en los lugares donde es gobierno –estatal y municipal – su ejercicio es arbitrario a pesar de que la población lo considere maligno y, para ellos, es justificable. Luis Salazar dice que la ambición del poder y en su práctica, el PRI y sus operadores “utilizan normas ilegales como instrumento de extorsión y sumisión que necesariamente promueve la idea de que lo mejor que se puede hacer con las leyes es evitarlas y transgredirlas”, para su mayor control gangsteril. Desde entonces, las instituciones encargadas de procesar políticamente los problemas sociales y de hacer respetar los marcos jurídicos establecidos, sufrió con el PRI y sus métodos represivos, su desprestigio radial que generó el surgimiento de tendencias y personalidades que intenta capitalizar y profundizar dicho desprestigio, convirtiéndose en capital político para hacer avanzar los más diversos intereses ilegítimos con el surgimiento de grupos armados en diferentes partes del país, apoyan a las redes del narcotráfico y estrechar aún más sus vínculos con las bandas organizadas de delincuentes a fin de que realicen el trabajo sucio del PRI, sin descartar los distintos cuerpos policiacos a sus órdenes para cubrir a la mafia de priistas que hoy están en las filas de Morena... Ellos lo interpretan al pie de la letra, como doctrina suya lo que el sociólogo de Max Weber, en su libro "El político y el científico", sostiene "que la política es un medio para aspirar y conservar el poder por el poder mismo, se tiene que recurrir a la violencia criminal. Y el Estado -gobierno- ya en el poder es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legitima".   Los ejemplos de priistas con múltiples, los crímenes de priistas como Luis Donaldo Colosio, Ruiz Massieu, la matanza de Aguas Blancas de Guerrero, Acteal en Chiapas y la masacre en Chimalhuacán en tierra mexiquense, la muerte del cardenal Posadas en Jalisco, la represión en San Mateo Atenco, los asesinatos de 43 estudiantes de Ayotzinapa  y varias venganzas entre banda de narcotraficantes al servicio del Estado Mexicano en la frontera con Estados Unidos y toda una serie de violaciones que el PRI ordenó y que no logró controlar. Hoy es visible su estrategia de debilitar la imagen al nuevo gobierno de la República, en su intento de regresar al poder, tal y como lo hizo con Enrique Peña Nieto. De lo que nos salvamos los mexicanos, el PRI sólo en una contienda ya no tiene la fuerza y la simpatía electoral,  será su tumba política la próxima elección, no tiene posibilidades, la sociedad se lo demostró hace cuatro años en las urnas, lo rechazó porque no quieres ser gobernados por regímenes fascistas. Sin embargo, en coalición con el PRIAN y MC, las perspectivas de venganza serían más peligrosas porque el PRI y sus grupos copulares se rigen bajo el principio hitleriano para recuperar y conservar su monopolio y ocultar su verdadero rostro mafioso.   
  

 

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