lunes, 18 de marzo de 2013

Los socios del Vaticano


“Es como si Satanás estuviera entre nosotros”. Judas, de Lanza del Vasco

Por: Neky

Así enfáticamente, en un arrebato místico, se refirió al locutor de Televisa a Karol Wojityla, el Papa Juan Pablo II, cuando salía del túnel de rebautizado Estadio Azteca (propiedad del mismo consorcio), después de presidir un encuentro de familias en su cuarta visita “pastoral” a México, visita que cobró visos de show.
 
En la gran mayoría de los católicos ve de esa manera al que dice ser el representante de Dios en la tierra. N de consecuencias, cualquiera relación con el jefe de Estado Vaticano se contempla como tener un trato con Dios y no es cierto, es totalmente falso.
 
Si convenimos que la iglesia católica se reviste de un poder espiritual, tal control y como se representa así misma, entonces tiene un poder ideológico y político –que se incide en la conciencia individual y social-, poder que se traduce en un poder económico.
Temas y personajes
Con éstas premisa, se comprende mejor el título y la trama de la novela de Carlos Castro Morales Los Socios de Dios (edición de l993 por propio autor), ante la inminente reanudación de las relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano, que en texto se supone como condición necesaria.
 
Es una lectura fácil (si nos saltamos las comas fuera de lugar) y profunda, con conocimiento de causa sobre la institución de la iglesia y la religión, como ideología y práctica cotidiana. Y su postura, por ejemplo, ante el poder, las sectas y el new age, la masonería, el narcotráfico, la homosexualidad y el Sida.
 
A través del libro hacemos un recorrido por las calles y la historia de la Ciudad de Mérida: el Paseo de Montejo, La Plaza Grande, la iglesia de San Juan Bautista, y el grupo de Sanjuanitas, precursores de la independencia de Yucatán, como de Lorenzo de Zavala. También, conocemos algunas de sus costumbres, como la de la trova –bibliografía incluida.
 
Sin estar todos los que son, hay personajes reconocibles de la política, los negocios y la iglesia católica, como, por ejemplo, Cuitláhuac o Carlos Bernal, del Baco A.B.C.
 
La nueva derecha
 
El protagonista, él es joven, monseñor Gabriel Montilla carismática, como “propio Luis Miguel”, cercano colaborador del Papa Carol Wisensky, Pedro Pablo II, y expertos en asuntos financieros y políticos, quien visita tierras de la península de Yucatán (a donde llegaron los primeros españoles a tierras mexicanas en 1518) a preparar el próximo viaje papal y a obtener los recursos para construir la Universidad del Mundo Maya.
 
“Obviamente – dice Montilla- el negocio católico no está en la Universidad, pero si en la segunda etapa que es la inmobiliaria que Ustedes van a construir y que va hacer socia directa de una de las inmobiliarias del vaticano (…); un gran negocio para Ustedes y Su Santidad”.
 
Junto a la teología de la liberación o “la oposición por los pobres”, se advierte la presencia de la iglesia nueva derecha “de corte fascista, radicalizado, más allá de cualquier fundamentalismo ideológico, partido partidario de la violencia y la represión, aún dentro del seno de la propia estructura eclesiástica y tanto más, hacia fuera, hacia los seglares que ya no son tan dóciles y fáciles de manejar como antes”.
 
En consecuencia, Montilla es considerado por la jerarquía como un sacerdote de Judas, en el sentido de que “Judas creyó en Jesús como líder político y social, como en un libertador de su pueblo”.
 
Explotación e indulgencias
 
En el relato de Castro Morales, queda de manifiesto la situación social, por lo que “la riqueza de Yucatán se había debido más a la explotación del indígena maya campesino, que el propio henequén. Sin embargo, los hacendados cuidaban de ellos, como quien cuida a sus caballos y mulas para el trabajo, pero el hecho es que los cuidaban”.
 
A pesar de todo, siempre hay manera de redimir los pecados y obtener indulgencias. “En la iglesia Católica también hay formas de lavar el dinero malhabido, haciendo que quien así lo obtuvo a sus descendientes inviertan parte o mucho de los defraudado, en una gran calidad moral para la sociedad”.
 
Por otra parte, “      la misma iglesia Católica tiene una deuda pendiente con las etnias mayas y con sus descendientes mestizos. Así como a colaborado con su sojuzgamiento tiene que colaborar con su liberación”, agrega Montilla.
 
Penitencia
 
Aquí entra el proyecto de la Universidad del Mundo Maya, con el objetivo de coadyuvar “a la formación cristiana de la juventud, no sólo de México y de Yucatán, sino de toda la parte central de América. Del continente de la esperanza”.
Juan Pablo II
 
También, se busca realizar un Sinono Diocesano, hacía una “Nueva Evangelización”, que “no tiene otra finalidad que la de transformarnos en “otros Cristos”, en hacer una verdadera familias del cristianismo de la humanidad entera” (precisamente el gran concepto “católico que” significa “universal”).
 
El pretexto es el crecimiento, en números adeptos, de las sectas (igualmente, cristianas) debido que “nuestro clero padece de una abulia increíblemente escandalosa”.
 
De ay la razón de apelar a los “apostolado de los más ricos”: “para todos (estos) fines espirituales, es que lo necesitamos el dinero de aquellos que muchos señalan en la sociedad católica, como son los peores, los más falsos, los más defraudadores, los más ladrones ¡Nombres, nombres). Es para darles un poco la oportunidad de poder usar bien, un dinero que adquirieron mal. Es ayudarlos a cambiar su egoísmo por un altruismo, que mitigue sus propias fallas y defectos” (…y que siga la explotación).
 
Es una forma de lavar culpas, que no es más que otra forma de lavar dinero, de la cual se aprovecha la iglesia. “A pecado social cometido, penitencia social impuesta”, es la forma que tiene de hacerse de recursos.
Aprovechándose de ello. “Lo que sobran en Yucatán –le cuentan- son éstas clases de católicos deseosos de crear fundaciones e instituciones de beneficiencia con las cuales pretenden “limpiar o lavar” sus fortunas: no sólo los narcotraficantes sino también los “traficantes de imagen social” están empeñados en “adecentar” sus fortunas “mal habidas”.
 
En su oportunidad de ser los socios no solamente del Papa y el Vaticano, sino los socios de Dio. “Un proyecto de esta naturaleza era como si flotara en el ambiente, la idea de que hacerse socios del Papa era, prácticamente, hacerse socios de Dios. Y pensaban también las pingües ganancias que todos suponían se podían obtener de tal sociedad, en lo material claro está, la recompensa espiritual no era el mejor atractivo en este asunto”.
 
Un encuentro inesperado  
 
De esta manera titula un capítulo de su libro Carlos Castro Morales –periodista, promotor de apostolado seglar, asesor empresarial y pedagogo – y en el que Montilla conoce a Alberto, joven pragmático y hasta cínico, quien resulta ser un verdadero maestro para el enviado del vaticano.
 
“A todo usamos y a todos nos usan. Salir beneficiado de esta ruleta de aprovechamientos es el verdadero éxito de la vida”, es una de sus frases célebres.
 
Más que Maquiavelo, su modelo es Rasputín, quien habría dicho que “la mayor expresión del poder de Dios es su capacidad infinita de perdonar”. Si esto es así –según Alberto- “Tengo que pecar para merecer el infinito amor de Dios. Resumiendo a mayor pecado, mayor perdón. A mayor perdón mayor amor. Luego entonces mientras más peco, más me ama Dios”.
 
En este sentido, a los temas de los homosexuales y el Sida, el autor dedica muchas líneas del texto –en situaciones y conceptos- liberándolos de esa moral tradicional y desarrolla una nueva moral sexual.
 
Así, “es ya un hecho aceptado legal, psicológica, moral y religiosamente, el que los homosexuales tienen derecho a su homosexualidad y como tal, debe ser respetado en su dignidad de personas humanas”.
 
En consecuencia, “la iglesia, de una manera, discreta, sutil – agrega Montilla- ha emplazado a recomendar no el matrimonio homosexual, pero si el que las parejas vivan como si estuvieran casados con su pareja. Las mismas reglas que se usan para tratar de mantener la unidad y la fidelidad de los matrimonios heterosexuales se están aplicando a los matrimonios homosexuales con tal de tratar de contener el avance del Sida en el mundo”.
Presidencialismo absolutista
Benedicto XVI
Avanzada la lectura, llegamos a dos párrafos de la mayor importancia histórica para comprender la posición de la iglesia frente al liberalismo político. “En un principio –explica el Arzobispo de Yucatán- la iglesia se inclinó por lo lógico de acuerdo con las raíces históricas de nuestra nación. Sin embargo, la intervención de los masones norteamericano s hizo que se impusieran modos políticos  que no correspondían a la idiosincrasia del pueblo mexicano. Por ejemplo. Después de la Colonia, lo lógico era continuar con una monarquía constitucionalista, que era a lo que estábamos acostumbrados”.
 
“Nada de eso. Se copió y se impuso por la influencia norteamericana el modelo político republicano. Entonces lo que correspondía era una república centralista, que era la continuación, en republicano, del estilo monárquico del cual preveníamos. Tampoco fue así, por convertir a los intereses norteamericanos, siguiendo los propios moldes que a ello convenían, se copia y nos impone el modelo de una república federal. Que como le consta, hasta hoy no funciona como es debido. Vivimos en la realidad en presidencialismo, que bien puede equipararse a una absolutista sexenal”.
 
Neobanquero
 
El autor hace clara alusión al fraude de los neobanqueros que desembocó en su rescate. De tal manera que, por la información que recibe, el protagonista decide no hacer tratos con el Banco A.B.C. de Carlos Bernal. Y es que “las disposiciones de interventora Nacional Bancaria son letra muerte para él. Negocia y negocia créditos sobre créditos no suficientemente documentados ni garantizados. Cobra o más bien extorsiona a los clientes del banco a los que les cobra comisiones y obsequios para cada crédito que les concede. La cartera vencida está sobre niveles más que peligrosos”.    
 
En síntesis, “la unidad, el verdadero negocio – le confiesa a Don Montilla- no está en ser accionista del banco, está en que podemos manejar el dinero de los demás en condiciones de privilegio tales, que común de la gente no le creyera si lo supiera. Ese es el verdadero secreto bancario y no otro”.
 
El milagro más grande
 
El libro de Carlos Castro Morales es una gran galería a bien construida de personajes y temas, que, a la vez que explica, justicia ciertas situaciones. A pesar de la enrome –ingenuidad con la que trata, por ejemplo, el lavado de culpas, su lectura es valiosa por varios conceptos que manejan entorno a la religión y la iglesia católica.
 
Dejemos que el personaje de Montila cierre este comentario.
 
“El milagro más grande de Jesús no está en la conversión de agua en vino: no está en la resurrección de Lázaro o en la curación de los diez leprosos o en la multiplicación de los panes o en haber caminado sobre el mar o haber apaciguado a los elementos naturales con sólo una palabra. Ni siquiera su propia resurrección es el milagro más grande que haya realizado”.
Y, “lo más grande que hizo Jesucristo es haberse enonadado (empequeñecido) a sí mismo y haberse hecho hombre”.

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